lunes, 22 de marzo de 2010

Tríptico del optimismo

I
Estar.
Aprender que el tiempo
se prolonga por tu espalda.

II
Esta noche
al verte
sólo se me ocurren
todos
los tópicos del mundo.

Y suenan tan bien.

III
Reconozco que quise
caminar por todo el mundo
y por tu espalda,
que aún sueño
con la pampa chilena
-- las montañas surgen como respiraciones --
que aún peco
con la incestuosa idea
de desear la tierra,
de romper con los dientes
la ropa de mis hermanos.

Reconozco que no entendí
más viaje que el balanceo
de tu bolsa y pendiente
-- las niñas siempre miran las orejas --
como una órbita
o un cinturón poco seguro,
y admito que, como Bovary,
yo también dibujo
en París y sus planos
recorridos que no haré
y como ella
yo también puedo sentir
el rumor de sus calles.

Reconozco que mis manos
y mis pies no están sucios
como me gustaría ni tienen
la orografía de otros montes
ni mi piel restos
de mapas en aguafuerte.
Es cierto que quise
compartir picaduras de mosquitos
en Iguazú o una noche de sol
en Laponia.

Reconozco, como quien ofrece
agua en el cuenco de sus manos,
que todos los caminos
acababan en tu espalda,
todas las marcas de tu cuerpo
eran geografía y río
porque aún soy ingenua:
guardo en el cajón
restos del último billete
que usamos para perdernos.


© Sofía Castañón
En Últimas cartas a Kansas
La Bella Varsovia, 2008.





Realización: Señor Paraguas
MMX

lunes, 15 de marzo de 2010

Mirando al mar, soñé...

Desde la costa de Tánger. Convergencia del Atlántico y del Mediterráneo.



Si cuando te veo,
te miro,
¿por qué no verte
                   sin mirarme?
Aguarda,
no son más que miradas,
instantes...
Esperas.
Esperanzas.


miércoles, 10 de marzo de 2010

Hoy tienes en el alma noche de luna llena



Hoy tienes en el alma noche de luna llena,
tu eternidad aúlla detrás del pensamiento,
en las dunas del dolor que hemos dejado atrás
para llegar aquí y estar tan solos.
Encargaré a los pinos que lacren tu conciencia
con resina salvaje,
y entenderás el llanto de los lobos,
los frágiles dialectos de los copos de nieve.

Serás la reina aquí. Serás la enredadera que suba
por el tronco de mis árboles,
serás la milenrama que busquen los enfermos de esperanza.

Vengo del Norte,
de donde las sirenas siguen llamando a Ulises,
de donde los recuerdos se borran con la lluvia,
de donde los destinos se reman con los brazos muy abiertos.
Ella viene conmigo
para daros a luz una provincia de perfumes.
Ella trae las cenizas del gélido nordeste.
Vengo del Norte,
a encender las luciérnagas de vuestra soledad,
a tatuaros la piel con el rumor de los enjambres.
Mi silencio revienta como la pasión de las legumbres.

Aquí extenderemos las paredes de nuestro nuevo mundo
y ella tendrá un estanque y un sueño de pizarra
y unos ojos azules como los dioses áticos.
Quiero que la felicidad desprenda la fragancia
de los albaricoques
y se siente a morir cada tarde un momento.

Si me miráis así seré un poco más viejo que la tierra,
porque vuestras pupilas giran con el vapor de las embarcaciones
en que navegan los antepasados.
Ella tiene dos pueblos hundidos en el alma
y en noches como ésta habla con el acento de los pantanos;
lleva en el corazón un campanario
para que nunca más estéis tan apartados de las golondrinas
y sepáis la hora por su tristeza románica.

Vengo del Norte,
de una aldea tranquila donde la muerte viaja en un tren
de carbón,
de la llamada azul de los afiladores,
de una granja apartada de todos los destinos.

© Aurelio González Ovies
En Vengo del Norte
Accésit Premio Adonáis de Poesía en 1992.
Voz: Sala de Poesía de Yahoo, en el blog Mis cosas ver hablar escuchar
Realización: Catamaram
MMX