miércoles, 13 de mayo de 2009

¡Basta...!



¡ Basta ¡...
Hoy destruyo mis viejos andamios
plegándome al sismo de mis convicciones.
Lloraré todas mis iras,
reiré todos mis miedos,
me despojaré de manteles gastados y
la última miseria, entre olvidos, cosecharé.

¡ Basta ¡...
Arrancaré uno a uno los ojos insensibles,
brotarán miradas sin nieblas ni desdenes.
Quiero el bautismo de inmensos ladrones ,
ser de papel, de incienso, de humo.
Descubrirme acróbata de mis fortalezas,
libélula de mis tormentas, de mis truenos y relámpagos,
paraíso entre todos mis infiernos.

¡ Basta ¡...
Hurgaré la tierra con mis narices,
con mis palmas, con mis plantas,
me llenaré de atmósfera, seré astro, luna,
despojo cósmico.
Aplaudiré la astucia de crecer entre cáliz y sacramentos,
pernoctaré bajo amaneceres estrellados y
noches de sol.

¡ Basta ¡...
Me voy de mí, huyo de mí,
naufragar en el horizonte,
dejarme ser tuna, lienzo, caracol, nada.
Hoy solo ser hoy,
que las mañanas sean siempre ahora.
Desplegar mis barrotes,
arrancar los quejidos que nunca duelen,
ir a todos los fondos para encontrar mi superficie.

¡ Basta, basta de colgar amuletos!
Abrir la puerta, embriagarme de viento, de polvo, de escarcha,
ser ínfimo desde los gigantes que me invento,
tener en mi piel el moho que denuncie vivencias
y perecer de ganas, de gloria, de instinto.
Me crecerán columnas de indiferentes mausoleos.
Deslizándome entre mis espacios, sabré que la muerte espera:
no acudiré a la cita, iré a buscar a la blanca dama.



(C) Gustavo Tisocco
En Entre soles y sombras
Voz: Orlando Carrafiello
Del cd "Intersecciones"




viernes, 8 de mayo de 2009

Solamente una tarde soñaremos sin rumbo




                                                                         Fue dura la verdad como un arado.
                                                                                                        Pablo Neruda


SOLAMENTE una tarde soñaremos sin rumbo,
aunque soñar es fácil desde vuestra ternura.
Yo también quise ser y alcanzar tantas cosas
como vosotros mismos,
pero al final me tumbo a la sombra del hombre,
a la engañosa sombra de la vida.

Vengo del Norte
y canto la nostalgia de un verano que acaba,
de un pañuelo que dice adiós al horizonte,
de unos ojos que lloran cuando parten los barcos.
Por mi casa pasaban, al rayar la mañana,
pescadores morenos como la idolatría,
hombres con más salitre que el egoísmo del océano.

Soy recuerdo y soy faro
y soy costa que espera vuestros ágiles remos,
vuestro asomo de muelle, vuestra mirada libre.

Aquí merendaremos como en los viejos tiempos,
recordando las hembras que conocimos lejos
y perdieron su fe por el amor de un día.
Beberemos hasta que no sepamos la causa de la noche,
hasta que nos apene nuestro ser miserable
y escupamos el miedo que llevamos a cuestas.

Es muy fácil soñar lo que nunca seremos,
lo que, a pesar de todo, hemos perdido.
Pero es corto el camino, duro como el arado.

© Aurelio González Ovies
Accésit Premio Adonáis de Poesía en 1992.